¿Qué es Wujek?
Un poco de historia...
Hace unos años, unos cuantos amigos decidimos reunirnos de vez en cuando para conversar sobre libros en torno a una buena mesa. Aquellos encuentros nacieron de una convicción compartida: una vida vivida superficialmente es una vida desaprovechada. Queríamos vivir, no vegetar.
Quienes asistíamos a aquellas reuniones no constituíamos, desde luego, un bloque único u homogéneo: cada uno tenía su peculiar modo de ver el mundo. Aquel grupo nada tenía que ver con un partido político o un lobby. Era, sencillamente, el encuentro de unos cuantos amigos que disfrutábamos de la lectura y la conversación. Algo más: todos estábamos interesados en la cultura, entendida como el «conjunto de respuestas a las preguntas básicas de la humanidad»(1). Responder a esas preguntas no era para nosotros -para nadie, en realidad- un asunto trivial: sabíamos, y bien sabíamos, que nos iba la vida en ello.
¿Por qué Wujek?
Dimos a esas reuniones un nombre que, de primeras, sorprendía a todo el mundo: Wujek. Lo tomamos prestado de quien ha sido uno de los protagonistas de nuestra historia reciente: Karol Wojtyła, más conocido como Juan Pablo II. En sus primeros años de sacerdocio en Cracovia, Wojtyla formó grupos de jóvenes que, poco a poco, fueron convirtiéndose en «redes de conversación intelectual»(2). Aquellos jóvenes no eran un puñado de eruditos, sino que los unía una profunda amistad: «la amabilidad del grupo y el aperturismo que caracterizaba sus discusiones suponían un duro contraste con la atmósfera en la universidad y el politécnico»(3). Conversación y amistad: ¡eso era! Wujek -«tío», en polaco- era una especie de nom de guerre estalinista con el que, no sin cierto sentido del humor, aquellos jóvenes apodaron a Wojtyla. El nombre de nuestro grupo es, por tanto, un homenaje a quien estaba convencido de que el hombre «no podrá desarrollarse plenamente (…) sino a través de la cultura»(4).
Nota: Fotografía de Karol Wojtyla con un grupo de jóvenes
¿En qué contexto nace Wujek?
Wujek no es una suerte de reacción o enmienda a las concretas circunstancias de nuestro tiempo. Al contrario: Wujek nace del deseo de dar respuesta a preguntas que lleva haciéndose el hombre desde hace miles de años. Esa curiosidad nos llevó a observar más detenidamente el mundo en el que vivimos.
El hombre de hoy -el hombre posmoderno- ha sido calificado con acierto como «sujeto emotivo»(5): un sujeto fragmentado, zarandeado por multitud de emociones que no sabe relacionar entre sí, un «archipiélago de islas emocionales»(6); un sujeto desorientado, sin fines mínimamente definidos y estables, condenado a una «vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante»(7); un sujeto instalado en lo inmediato, que «recorre, estruja y quema»(8) los muchos instantes que conforman su vida, sin plantearse nunca el «sentido profundo de las cosas»; un sujeto cuyos juicios de valor −y, sobre todo, morales− han quedado reducidos a «expresiones de preferencias (…) o sentimientos»(9); un sujeto que se explota a sí mismo, sin coacción externa, movido por el «imperativo del rendimiento»(10); un sujeto, en fin, cerrado a la trascendencia, convencido de que «esta vida es la única y (…) el hombre no debe esperar otra felicidad que la que proporciona esta vida»(11).
En el plano político asistimos a una sociedad cada vez más fragmentada, reducida a una simple suma de individuos. Se ve en el individualismo el «código genético de la modernidad»(12). Consiguientemente, se promueve la pluralidad como algo bueno per se: pluralismo. El individualismo posmoderno está estrechamente vinculado −quizás como causa, quizás como efecto− a un marcado relativismo. Se niega la verdad o, en el mejor de los casos, se reduce la misma a los hechos, a lo empíricamente constatable: la verdad degenerada a fact-checking.
La verdad es percibida como una imposición que obstaculiza la vida en común. Sólo podrán convivir pacíficamente quienes asuman que «las realidades divinas y las que se refieren al sentido profundo de la vida (…) son sustancialmente inaccesibles»(13). Se ha llegado a decir, incluso, que el relativismo es conditio sine qua non de la democracia: «la concepción filosófica que presupone la democracia es el relativismo»(14).
¿Qué nos reúne en torno a Wujek?
Lo que nos reúne en torno a Wujek es el convencimiento de que la verdad no se opone a la vida en común: «por medio de la verdad no se hace violencia a nadie»(15). Es más: creemos que sólo la verdad puede sustentar una auténtica comunidad. El relativismo aísla. La verdad une.
El relativismo termina por convertirse en la dictadura del más fuerte: «el relativista es normativo de manera insidiosa, porque deja que se imponga una norma en función de la relación de fuerzas del momento»(16). En Wujek reivindicamos la verdad −siempre liberadora− frente a la «dictadura del relativismo»(17).
Vivimos inmersos en la llamada «guerra cultural»(18). A todos se nos urge a elegir bando: «odio a los que no toman partido, odio a los indiferentes»(19), proclamaba un conocido filósofo marxista. A nosotros esa guerra no nos interesa, si se reduce a una simple contraposición de fuerzas. Si en la «guerra cultural» gana quien tiene más medios o más poder, nos declaramos no beligerantes. Otros hay mejor preparados para esa contienda.
El relativismo, además, nos condena a la tecnocracia. Una sociedad que renuncia a la verdad es «incapaz de elevarse sobre la praxis»(20). En Wujek no nos resignamos a que la política se convierta en una tabla de cálculo. El bien cabe en la política. El bien −el bien común− es el fin de la política. La política no puede quedar degradada a simple gestión.
Nota: El almuerzo de los remeros (Pierre-Auguste Renoir)
No podemos desconocer, en fin, la estrecha relación que existe entre el relativismo y las nuevas tecnologías. Hay quien afirma, incluso, que «el relativismo es el efecto del dispositivo mediático»(21): novedad y conflicto alimentan constantemente las redes sociales y los medios de comunicación. La tecnología no es neutra: en Wujek apostamos por la mesa compartida −la proximidad− frente a la conexión. No despreciamos las nuevas tecnologías: afirmamos, sencillamente, que la mesa es una tecnología mejor. En este sentido, en Wujek estamos convencidos de que nuestra sociedad adolece sobre todo de un «déficit (…) de presencia»(22). Menos WhatsApp y más conversación. Basta ya de aceptar cookies: pasemos al café con galletas.
Qué es Wujek, en definitiva.
Wujek no es un tsunami, sino un oasis. No tenemos la más mínima pretensión de conquista. No queremos convencer a nadie. La verdad no necesita marketing, sino testigos(23). En Wujek estamos abiertos a todo aquel que no se conforme con vivir encerrado en sus propias certezas.
En Wujek creemos en la conversación. La búsqueda de la verdad es, a la postre, una interminable conversación. La conversación es siempre transformadora(24). En Wujek estamos decididos a dar la batalla de la sobremesa.
En un contexto de emociones desbocadas −y convertidas en objeto de consumo− conviene devolver a la razón el lugar que le corresponde. Nunca cometeremos, sin embargo, la locura de absolutizar la razón: «no es que el loco haya perdido la razón, sino que lo ha perdido todo menos la razón»(25). Creemos, en este sentido, que la fe no es incompatible con la razón ni con la verdad; muy al contrario, «la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad»(26). La fe nunca embarra el debate: lo enriquece. Hablar de Dios no significa imponer a Dios.
Frente a la pulsión por lo nuevo propia de la posmodernidad, en Wujek reivindicamos la tradición. No renunciamos a la herencia de nuestros padres, pero tampoco vivimos anclados en la nostalgia de un pasado inmóvil. Encaramos ilusionados el tiempo que nos ha tocado en suerte.
En Wujek no nos preocupa hacer ruido. Wujek no es un mitin ni una red social: Wujek es, ante todo, una conversación. Una conversación pausada, sin prisa: el tiempo corre a nuestro favor.
Si tú tampoco te conformas con sobrevivir a esta época, te animamos a unirte a Wujek. Somos pocos y somos irrelevantes: tenemos todo lo necesario para cambiar el mundo.
Nota: El Quijote en Barcelona (Augusto Ferrer-Dalmau)
Notas:
(1) BRAGUE, RÉMI, Manicomio de verdades: remedios medievales para la era moderna, Encuentro, Madrid, 2021, páginas 95 y 96.
(2) WEIGEL, GEORGE, Testigo de esperanza. Biografía de Juan Pablo II, Plaza & Janés, 1.ª edición, Madrid, 1999, página 145.
(3) Ibid., página 147.
(4) JUAN PABLO II, Discurso en la Universidad de Coimbra, 15 de mayo de 1982.
(5) PÉREZ-SOBA,JUAN JOSÉ, Encuentro junto al pozo. Cómo hablar de fidelidad al emotivista postmoderno, Palabra, Madrid, 2020, páginas 59 y siguientes.
(6) Ibid., página 77.
(7) BAUMAN, ZYGMUNT, Vida líquida, Austral, Madrid, 2017, página 10.
(8) CAMUS, ALBERT, El mito de Sísifo, Alianza Editorial, Madrid, 1995, página 98.
(9) MACINTYRE, ALASDAIR, Tras la virtud, Crítica, Barcelona, 2004, página 26.
(10) HAN, BYUNG-CHUL, La sociedad del cansancio, 2.ª edición, Herder, Madrid, 2018, página 29.
(11) RATZINGER,JOSEPH, Cristianismo y democracia pluralista. Acerca de la necesidad que el mundo moderno tiene del cristianismo, Scripta Theologica, volumen 16 (3), 1984, página 821.
(12) LIPOVETSKY, GILLES, Conferencia en la Universidad Diego Portales (Santiago de Chile), 9 de noviembre de 2018.
(13) RODRÍGUEZ LUÑO, ÁNGEL, Relativismo, verdad y fe, Romana, número 42, página 150.
(14) KELSEN, HANS, Esencia y valor de la democracia, Labor, Madrid, 1977, página 156.
(15) RATZINGER, JOSEPH, Fe, verdad y tolerancia, 4.ª edición, Sígueme, Salamanca, página 74.
(16) HADJADJ, FABRICE, ¿Qué es una familia?, Nuevo Inicio, Granada, 2015, página 25.
(17) RATZINGER, JOSEPH, Homilía, 18 de abril de 2005.
(18) HUNTER, JAMES, Culture wars: the struggle to define America, Basic Books, Nueva York, 1991.
(19) GRAMSCI, ANTONIO, Odio a los indiferentes, en RENDUELES, CÉSAR, “Escritos (Antología)”, Alianza Editorial, Madrid, 2017, página 45.
(20) BENEDICTO XVI, Caritas in veritate, 9.
(21) HADJADJ, FABRICE, La suerte de haber nacido en nuestro tiempo, 2.ª edición, Rialp, 2018, página 41.
(22) HADJADJ, FABRICE, ¿Qué es una familia?, Nuevo Inicio, Granada, 2015, página 132.
(23) «El influjo de la Verdad en el mundo proviene generalmente del testimonio personal» (NEWMAN, JOHN HENRY, El testimonio personal, medio de propagar la verdad, en BOIX, AURELI, “La fe y la razón. Sermones universitarios”, 2.ª edición, Encuentro, Madrid, 2017, página 145).
(24) «Después de un rato de conversación, los que han hablado no son exactamente los que empezaron a hablar; si lo son, es que no han hablado realmente; a lo sumo han cruzado monólogos inoperantes» (MARÍAS, JULIÁN, El aire se serena, ABC, 15 de enero de 2003).
(25) CHESTERTON, GILBERT K., Ortodoxia, 1.ª edición, Acantilado, Madrid, página 22.
(26) JUAN PABLO II, Fides et ratio.